«Hasta que no aprendes a escuchar, no aprendes a comunicar»

¿Alguna vez habéis sentido que no os escuchan? ¿Alguna vez te has planteado, estoy hablando con las paredes? Te has preguntado, ¿me están escuchando, me estoy explicando? ¿Alguna vez has dicho algo y se ha hecho lo contrario/diferente?

Nos han sido dadas dos orejas, dos ojos y una boca; para escuchar, observar y hablar menos ¿eres de estos, haces honor a lo que nos ha sido dado? O ¿Eres de los que crees que para comunicar es importante hablar y hablar?

“La escucha activa, es una actitud, es una posición interna, es un estilo de vida”

Durante todos estos años he tenido la oportunidad de aprender junto a mis clientes y he tenido la posibilidad comprobar que  cuando trabajamos la escucha y la practicamos, se producen mejoras y resultados muy interesantes. 

Los beneficios de la escucha están relacionados con estar abiertos y receptivos a recibir el mensaje de otra persona.  Además los beneficios de la escucha activa todavía son más profundos, ya que nos genera conexiones con las personas, mejora las relaciones, el bienestar, la eficiencia, los resultados, la sensación de logro y nos prepara para la empatía.

Estos beneficios de la escucha activa se extienden en tres niveles:

1. La persona que escucha, tiene más información y aprende a parar su diálogo interno. Se entrena en la eficiencia y el bienestar.

2. La persona o equipo que es escuchado, se siente visto, importante, tenido en cuenta y esto reafirma su autoestima, su motivación, su aportación en el proyecto.

3. Los resultados de la interacción, generar vínculos profesionales eficientes ayuda a estar enfocados, abiertos, flexibles a la situación y ágiles a la demanda.

Para empezar a escuchar, no es necesario compartirlo con nadie, ni siquiera exigir a los demás… “Oye venga, que ahora quiero que nos escuchemos más”. Es un ejercicio individual, propio y yo diría que íntimo, viene de una decisión interna.

Pero, ¿cómo lo hago? Existen varias fórmulas para despertar, experimentar y entrenar la escucha. Gracias a mis experiencias vividas,  profesional y personalmente, relacionadas con la sensación de sentirse escuchada y los beneficios que genera en todos los niveles he podido llegar a una serie de conclusiones sobre la escucha activa. 

Oír + Atención = Escucha

Escucha + Comprensión + Foco = Escucha Activa

La evolución de la comunicación y la escucha en el entorno empresarial ha experimentado cambios significativos a lo largo del siglo pasado. Necesitamos conocer de dónde venimos para  comprender dónde estamos. 


“La escucha activa, es una actitud, es una posición interna, es un estilo de vida”

Para mi comprender que no es lo mismo oír que escuchar ha sido un proceso que me ha llevado hasta el enfado e indignación en algunas ocasiones. Si busco recuerdos de cuando iba al cole, lo que los profesores nos decían era, ¿Me estás oyendo? ¡Callaros todos y oídme¡ ¿Es que no me oís o qué, estáis sordos? ¿Lo recordáis? Esto ha evolucionado y ahora, cada vez más expresamos ¿Me estás escuchando? ¿Podéis escucharme un momento?

Simplemente pedir a un colectivo, callaros un momento, por favor, es una orden donde imponemos, limitamos y cerramos. Si expresamos, escuchadme un momento por favor, es una orden igualmente, también impuesta, sin embargo… hay apertura, hay luz, hay continuación.

Algo que he observado durante muchos años, es que la escucha está asociada a la persona que más jerarquía tiene, todos nos callamos y escuchamos; y también a las personas que tienen el tono de voz más fuerte, al predominar por encima del resto, era la que más sonaba.

No nos han enseñado a escuchar y lo que hemos visto es que los mayores hablan, los pequeños callan (que no significa que escuchen) y así hemos crecido…practicando lo que nos enseñaron y lo que vimos. Cuando llegamos al mundo laboral, repetimos lo vivido, nuestra propia impronta. Aquí los mayores se convierten en las personas con más experiencia, personas con más jerarquía… el resto callado (que no escuchando necesariamente) y así nos relacionamos en las empresas, con los compañeros y sobre todo en las reuniones, una tras otra… 

“Si no hay atención no hay escucha, aunque haya silencio” Esto lo he aprendido con mi hija adolescente, gran fuente de aprendizaje. 


La escucha activa desde dentro de la empresa

La necesidad de escucha en la empresa, queda muy reflejada en el día a día cuando hay interacciones entre departamentos, entre compañeros del equipo, en conversaciones con clientes, con jefes, en entrevistas de evaluación de desempeño y en las miles de reuniones a las que somos convocados.

La escucha en el entorno empresarial  se ha ido adaptando a los grandes cambios del últimos siglo. Desde la llegada del teléfono, la popularización de la tecnología fax, el auge de internet o la llegada de las herramientas telemáticas hemos ido modificando nuestro comportamiento. 

Con la tecnología, empezamos a ir con el ordenador a las reuniones, así avanzo trabajo, tomo notas, y además está bien visto, fue una solución a estar callado y hacer lo que a mi me interesa, voy a mi bola. Cuando me toca, si me preguntan hablo, mientras… avanzo en lo mío. Claro, tampoco tengo mucha prisa, la reunión puede durar lo que dure, yo aquí estoy, en lo mío, el otro en lo suyo, el de allí también, y alguno cuenta algo y quizás otro lo mire. 

Este fue el inicio de la multitarea bien valorada, incluso dentro de las reuniones. En estos momentos los móviles escaseaban y no se consideraban tan bien vistos en las reuniones como el portátil, el móvil se veía más una distracción y podía ser algo personal, el portátil era una herramienta de trabajo. Aquí oír, ya lo repartimos con trabajar en el ordenador, eso sí, estábamos callados, así, el que le tocaba hablar, podía hablar.

No nos quedamos ahí, hemos seguimos evolucionando hasta las reuniones online, ya no es necesario estar presentes, sólo nos conectamos con la sala y apagamos micro, apagamos cámara y hacer otra cosa… ¿Os habéis encontrado en alguna reunión con todo cuadraditos con nombres y tu sol@? Y mirado desde el otro lado, os habéis encontrado alguna vez a un conocido en una terraza, en una sala de espera, en un parking y lo habéis saludado y te dicen, que estoy en una reunión pero nada que están hablando otros… y siguen saludándote?

Una de las observaciones que más me marcan, porque se repite en casi todas las formaciones, talleres, sesiones e intervenciones que realizo, es la falta de escucha. No nos escuchamos, ni en la sociedad, ni en casa ni en el trabajo.

En este sentido he descubierto dos fórmulas mágicas para mirar hacia atrás cuando el resultado no me gusta, ¿qué nos está pasando? Entonces miro estas fórmulas.

Ineficiencia = oír – distracciones varias
Angustia = ineficiencia + inmediatez

La importancia de la escucha activa en las reuniones

La tecnología ha hecho que la comunicación sea más rápida y accesible, pero también ha planteado desafíos en términos de mantener la comunicación efectiva y escuchar de manera activa en un mundo cada vez más digital. 

Vamos a centrarnos en las reuniones y su evolución, ¿son efectivas las reuniones que tenemos? Puede que durante un tiempo den el resultado que esperas y eso te haga creer que son efectivas, sin embargo, te puedes estar perdiendo otros resultados que no eres capaz ni de imaginar. ¿Son motivadoras estas reuniones, consigues que el equipo vaya con motivación, ilusión y ganas de aportar? O van en automático, para cumplir y que se acabe pronto. ¿Tú mism@ cómo vas a algunas de las reuniones? 

Llegado este punto, me pregunto, ¿hemos evolucionado o involucionado con la escucha en la empresa? ¿Podemos hacer esto si estamos a la vez con el ordenador, móvil, otras conversaciones, conduciendo o pidiéndonos un café? Seamos realistas, ¡no!

Algo que experimento y he aprendido desde muy dentro, es que cuando escucho, estoy oyendo a la otra persona y además, dentro “paro”, es decir, mi diálogo interno se calla y le doy al botón de stop. Así, además de oír a la otra persona, le doy mi atención, la observo en su lenguaje corporal, en su tono de voz, su emocionalidad de ese momento y entonces… se produce la magia. Aprendo de ella, me da mucha información de ella, de lo que expresa, de su vivencia, de su necesidad y lo más importante, conecto con ella; y la otra persona, lo siente, le llega la conexión y ella también se conecta y ahí se generan “vínculos profesionales eficientes”.

Vínculos porque conectamos entre nosotras, profesionales porque estamos ahí para aportar desde la profesionalidad y el conocimiento de cada uno y eficientes porque nos enfocamos en el tema en cuestión, sin distracciones atendemos aquello que necesita de nosotros.

Dalai Lama dijo, “cuando hablas, dices lo que ya sabes, cuando escuchas, quizás aprendas algo nuevo”.

Esto que expreso en unas líneas, realmente es algo muy profundo. Probablemente muchos ya lo habréis experimentado y posiblemente hayáis conectado con el bienestar que produce trabajar desde esa posición. Si alguno de vosotros le cuesta más conectar con ese bienestar, le invito a que se responda a estas tres preguntas claves para entrenar la escucha activa y disfrutar de sus beneficios:

1. ¿Has experimentado alguna vez parar dentro, es decir, dar al stop a tu diálogo interno?

2. ¿Alguna vez te has sentido escuchad@, has sentido esa conexión de escucha por parte de la otra persona?

3. ¿Tienes vínculos profesionales eficientes?

Las respuestas a estas preguntas son tuyas, se quedan para ti y te dan información sobre dónde estás con respecto a la escucha activa y sus beneficios., para el que escucha, para el equipo y para los resultados que necesitamos.

El primer paso, es trabajar el “stop” de nuestro diálogo interno y esto se aprende, como todo en la vida, practicando. Uno de los métodos más reconocidos por sus beneficios y probado científicamente, es el mindfulness. Sí, si queremos parar nuestro diálogo interno, si queremos potenciar la atención para escuchar, el mindfulness es un gran aliado para esta aventura.

El segundo paso, sentirse escuchado, es importante que lo expreses, que pidas, “¿Quiero que me escuches un momento, cuando puede ser?”. Recuerda que la otra persona tiene que dar al stop en su diálogo interno y eso supone un esfuerzo, así que igual ahora no es el momento, acuerda el momento con esa persona. 

Cuando estos dos pasos se desarrollan con normalidad, los vínculos profesionales eficientes florecen con naturalidad, simplemente están en su hábitat natural para proliferar.

Si queréis mejorar vuestro entorno laboral, las relaciones interdepartamentales, entre compañeros, disminuir la ansiedad, fomentar la cultura colaborativa, mejorar el bienestar, trabajar con eficiencia, sostenibilidad y conseguir mejores resultados: ¡Fomentar la escucha activa! 

 Me encantaría escuchar vuestros aprendizajes sobre la escucha activa 😉

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